mayo 18, 2008

El vagón

Apenas cruce las puertas de vagón sentí su mirada clavada en mí.

No sabría decir cuándo me percaté por primera de su presencia, pero ahí estaba, en el mismo lugar, con la misma mirada fría y penetrante, sin movimiento aparente, en un estado de absoluta inercia.

No importaba lo que hiciera o pretendiera hacer con mis papeles, libros y cuadernos, era solo cuestión de cruzar la puerta del vagón para sentir esa gélida mirada sobre mí. Constante, agobiante, asfixiante.

Si bien jamás veía un cambio respecto a su ubicación, tenía la sensación que en algún momento se pararía y avanzaría hacia mi. ¿Qué haría al respecto? No lo sé. ¿gritar? demasiado histérico, ¿correr? inútil. Lo cierto es que ello no había sucedido antes y rogaba porque no sucediera.

¿por qué habría de ser esta la primera vez? No, no sucederá, hay demasiada gente alrededor. No hay nada de que preocuparse.

¿y quién dice que la gente hará algo al respecto? ¿acaso el hombre muerto que encontraron en el tren de Nueva York no llevaba 2 días antes de que se dieran cuenta que estaba muerto? Otro vagabundo que no conoce el jabón decían. No, pero eso no me sucederá a mí. No puede sucederme a mí.

¡Mierda! ¿dónde está? No lo veo.

Maldita sea ¡dónde está!.

Sin darme cuenta comienzo a sudar frío... el pulso se me acelera... las piernas me cosquillean y me siento completamente inmóvil.

Grito, pero los sonidos no logran salir de mi boca. Miro con espanto a quién está a mi lado, para darme cuenta que no hay nadie, así como no hay nadie en el asiento de enfrente.

No hay nadie en el vagón.

Solo yo y esa sensación.

Lo único que logro hacer es cerrar los ojos y apretar los dientes. Esperando lo peor. Con resignación.

La luz roja se enciende sobre mi cabeza.

El tren llegó al terminal. Las puertas se abren. No pienso dos veces y salto del vagón.

La sensación desaparece, estoy fuera. Mi pulso se normaliza y el sudor frío desaparece. Esta vez estuvo cerca, pero no me creo capaz de soportarlo otra vez.

Tendré que esperar hasta mañana para saber si lo lograré. Cuando tenga que subirme a este vagón nuevamente, como cada día.

Foto: Kidv2

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